miércoles, 29 de julio de 2009

¿Quién paga los experimentos políticos?... Nos hicieron perder el tiempo y oportunidades que no volverán...


EL TIEMPO:
La oportunidad que demandaba el tiempo pasado, se ha ido; otras vendrán, ojala así sea, pero aquella, se quedó atrás”.
Nuestra historia, esta de la cual somos un producto ineludible, nos puede detallar una larga lista de cosas que pudimos hacer y no hicimos, de tiempos individuales, sociales, colectivos, no aprovechados.

Lo que nos toca ahora a los EXPROPIADOS AGRARIOS es que las grandes obligaciones de hacer, resolver, decidir, emprender, promover, cambiar, cuando se deba o exija hacerlo sean parte de un ORDEN JUSTO, y el orden justo, es el BIEN COMÚN, el bien común es el fin del Estado y la sociedad.

martes, 7 de julio de 2009

El dictador Juan Velasco Alvarado aumentó la extrema pobreza en el Perú...


La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, dice:
La reforma agraria es necesaria para combatir la pobreza en el mundo, ya que la mayoría de los pobres viven en regiones rurales, pero no se limita a distribuir tierras, sino que tiene que tener en cuenta las nuevas variables que generan pobreza en el campo, concluyeron los participantes en el encuentro organizado por la FAO.

La reunión, convocada 27 años después de la primera Conferencia de la FAO sobre el asunto (Roma, 1979), puso la reforma agraria de nuevo en la agenda mundial ante la necesidad de que el combate a la pobreza que se propuso la ONU comience por el campo.

Según los cálculos de Naciones Unidas, cerca de 852 millones de personas en todo el mundo tiene dificultades para alimentarse adecuadamente, de ellas el 75 por ciento en las áreas rurales.

La FAO considera que, sin una reforma agraria eficiente, el número de pobres seguirá creciendo, en lugar de caer a la mitad como se propuso la ONU entre sus objetivos del milenio.

Los negociadores coincidieron que no existe un modelo único de reforma debido a las particularidades de cada país, por lo que redactaron una "Carta de Principios" con recomendaciones generales.

Uno de tales principios es la necesidad de que los proyectos sean discutidos con representantes de la sociedad, en especial con grupos de campesinos sin tierra y pequeños productores, y que garantice los derechos de las mujeres, de las comunidades tradicionales y pueblos indígenas, de los pescadores y de los pueblos de los bosques.

Otro principio indica que, para ser equitativos y efectivos, los proyectos exigen simultáneamente "políticas públicas permanentes" de asistencia técnica, crédito y capacitación.

lunes, 6 de julio de 2009

Expropiados de la reforma Agraria merecen una solución digna, no por cerrar carreteras y sabotear la economía del país, sino por una justa negociación


Foro Deuda e Inversión en Congreso de la República

Precisamente, con el fin de presentar varias propuestas, la Dra. Fabiola Morales invitó también a la Ministra al
Foro “Deuda Agraria: Una inversión productiva” que ha organizado para el próximo jueves 16 de julio a las 9 a.m., y al cual asistirán cientos de expropiados. “Será una oportunidad para exponer ideas y encontrar solución a este problema social. Desde que iniciamos nuestra gestión sólo hemos buscado alternativas para que se reivindique el justo reclamo de estos peruanos que durante décadas buscan justicia”, enfatizó la Legisladora.

jueves, 2 de julio de 2009

¿Quien dice que el estado combate la pobreza?, si, es el primero en crearla...

Van 40 años y todo sigue igual
Luis García Miró Elguera
Este 24 de junio se cumplieron 40 años de expoliación y atraso por la reforma agraria. Una reforma con característica de venganza más que de coherencia. Una reforma hecha con el hígado, la sinrazón y mucha mala leche. Una reforma que solo buscó expropiar, humillar, y desprestigiar al agricultor. Una reforma que nunca tuvo sustento técnico, factibilidad económica ni viabilidad tecnológica. Una reforma que confiscó por la fuerza la propiedad ajena; que anuló la producción de otrora riquísimas tierras; y que llevó a la quiebra a emprendedores agricultores que abastecían de alimentos al país y además exportaban grandes volúmenes de algodón, azúcar, papa, etc. Una reforma que en vez de mejorar al trabajador de campo pauperizó aún más al campesinado. Una reforma que, en suma, pulverizó la agricultura y liquidó el derecho de propiedad.

Desde entonces han pasado varios gobiernos democráticamente elegidos –Belaunde II, García I, Fujimori I y II, Toledo y García II– sin que alguno moviera un dedo para enmendar la rapacería perpetrada por el socialismo que se ha reciclado en esa progresía caviar que hoy domina ministerios, juzgados, medios de prensa y salones de sociedad.

Aunque suene a letanía, es menester reiterar que la deuda agraria no solo sigue impaga, sino que su costo para el país aumenta cada hora. Lo que demuestra que los regímenes democráticos acabaron convalidando ese Estado cleptómano y déspota que diseñó la tiranía socialista. Es más, el ejemplo de “expropiar” sin pagar –y encima entregar a terceros la propiedad robada– constituye una de las peores taras para cualquier nación. Para empezar, es punto de partida del atropello, la injusticia, el fraude y el engaño. Y no obstante haberse violado el principio de propiedad –derecho del hombre consagrado en la Constitución–, no existe sin embargo una sola oenegé derechohumanista, un solo “demócrata” progre que defienda a los miles de propietarios de tierra que sufrieran tamaño atentado hace cuatro décadas. A ellos que se los coman los gusanos. Así piensa y actúa la izquierda respecto a quienes no piensan ni actúan como zurdo.

Por último, si la intención reformista hubiese sido –como se dijo– mejorar la situación del campesinado, entonces la solución no pasaba por arranchar la propiedad de las tierras a quienes las mantenían productivas. Eso se llama robo. Porque entregar las tierras en propiedad a elementales campesinos –sin exigirles pago alguno a cambio sino con la intención de convertirlos en cómplices de un delito, tras exacerbarles el odio “al patrón que come de tu pobreza”– no solo grafica el espíritu artero y el grado de venganza de la “revolución” socialista, sino que revela el resentimiento social con que siempre ha manejado las cosas la izquierda en el país, aún considerando las pocas ocasiones en que ha ejercido el poder. Jamás olvidaremos que este abuso ocurrió cuando la progresía fue parte vertebral de una feroz dictadura como la velasquista.